La piel, explicada

Como primera línea de defensa del cuerpo contra el medio ambiente, la piel está diseñada de forma intrincada para mantener los órganos internos seguros y sanos. La piel se compone de tres capas: la capa epidérmica superior, de carácter defensivo, la dermis, llena de colágeno, y la capa subcutánea, de carácter amortiguador.

El estrato córneo es la capa superior de la epidermis, formada en su totalidad por células cutáneas muertas en capas parecidas a ladrillos. Entre las células de la piel hay un mar de lípidos (moléculas solubles en aceite) que actúan como mortero. Los lípidos están formados por ceramidas, colesteroles y ácidos grasos. Esta estructura proporciona una barrera impermeable contra el medio ambiente, protegiendo la piel de los patógenos y bloqueando la pérdida de moléculas de agua. El pH de la piel se sitúa en torno a 4,5-5,5; ligeramente ácido debido a una capa de sebo que obstaculiza a los patógenos amantes de la alcalinidad.

La piel es el órgano más grande del cuerpo y a medida que envejecemos empieza a estropearse. Con el paso de los años y la persistencia del daño solar, el colágeno y la elastina de la dermis se debilitan. Esto hace que la piel pierda firmeza y elasticidad. El proceso de renovación de las células de la piel también se ralentiza, lo que conduce a un adelgazamiento de la capa epidérmica con menos protección contra el medio ambiente. Esto también permite que se escape más agua, por lo que la piel envejecida suele estar menos hidratada. Para saber más sobre las causas del envejecimiento de la piel, lea en detalle aquí.

Una rutina de cuidado de la piel antienvejecimiento es muy importante si quieres aparentar 30 años cuando tengas 40 (¡acaso no los tenemos todos!). Pero no se trata sólo de intentar hacer retroceder el reloj. También se trata simplemente de tener la piel más sana: uniforme, brillante y radiante, sea cual sea tu preocupación. Por eso incluimos activos antienvejecimiento en todas nuestras soluciones, para que nunca tengas que hacer concesiones.





Desgraciadamente, el daño solar es la causa última del envejecimiento prematuro: es responsable de hasta el 80% de los signos de envejecimiento que vemos en el rostro.1 Los rayos del sol generan radicales libres que debilitan el colágeno de la dermis, dando lugar a líneas finas y arrugas. Utiliza un protector solar de amplio espectro SPF 30 como Advanced Day Total Protect™ todos los días para proteger las delicadas células de tu piel de los dañinos rayos UV. Esencial para estimular la producción de colágeno, añade vitamina C a tu rutina matutina y vitamina A a la nocturna. La vitamina A también es capaz de acelerar la renovación celular, lo que conduce a una piel más sana y de aspecto más joven. Sigue la rutina antienvejecimiento diseñada por expertos de Medik8 para conseguir una piel bonita para toda la vida.


1 F. Flament et al., Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology, 2013, 6, pp 221-232

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